Promoción Vocacional

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LOS AGUSTINOS RECOLETOS

SOMOS UNA FAMILIA

 Somos una familia de religiosos con más de 1200 miembros en el mundo conocida como la Orden de Agustinos Recoletos, quienes buscamos amar a Dios a través del seguimiento de Cristo casto pobre y obediente, entregándonos al servicio de la humanidad, compartiéndolo todo y procurando la felicidad según el ejemplo de San Agustín.

 SOMOS ORDEN

 Significa que somos una organización de vida religiosa reconocida por la Iglesia que tiene una amplia historia y cuyos miembros viven en comunidad, dedicando sus vidas y esfuerzos a Dios bajo la orientación de una “regla” de vida, es decir unos criterios dados por nuestro fundador, San Agustín.

 SOMOS AGUSTINOS

El nombre nos viene de nuestro inspirador: San Agustín, a quien llamamos cariñosamente “nuestro padre”, gran santo que vivió entre los siglos IV y V y que con sus numerosos escritos y experiencia de vida ha influido toda la historia de la Iglesia. Su ideal fue la entrega y el amor de Dios a través de la vida en comunidad y al servicio de la Iglesia, lo cual lo lleva a fundar monasterios de varones y mujeres y a dictar toda una doctrina sobre la vida religiosa.

SOMOS RECOLETOS

 Hace referencia a un movimiento espiritual surgido a finales de la edad media que, inspirado por Dios, buscaba más radicalidad, más compromiso, más fidelidad y coherencia de vida en todos aquellos que se habían consagrado a Dios. El término significa recogimiento e indica una actitud especial de conversión hacia Dios en la continua consideración en la historia personal de su amor y en el permanente deseo de seguir a Cristo como centro de la vida.

 NUESTRO CENTRO: ES LA VIDA RELIGIOSA

 Vivimos una experiencia de seguimiento de Jesús muy particular conocida también como “consagración”, es decir la entrega total a Dios de manera exclusiva y radical. Nace de una acción divina: Dios llama a una persona para dedicársela a Sí mismo y al mismo tiempo, da la gracia de responder profunda y libremente. La resultante es una alianza de mutuo amor y fidelidad, de comunión y misión para gloria de Dios, realización de la persona consagrada y salvación del mundo.

 Jesús mismo es Aquel a quien el Padre consagró y envió en el más alto de los modos, por eso el religioso o consagrado entrega su vida a Dios como Jesús lo hace: dependiendo del Padre, amándole sobre todas las cosas y entregado por entero a su voluntad. Y aunque estos aspectos de entrega son comunes a todos los cristianos, los consagrados los enfatizan a través de la “profesión” o compromiso total de los llamados “consejos evangélicos” o “votos”: castidad, pobreza y obediencia.

 El voto de castidad es el testimonio de la amplitud del amor de diosa través de la entrega de la capacidad afectiva particular a Dios quien saca a la persona del egoísmo y el simple placer, para llevarla a ser fecunda en la amplitud de un amor que lejos de hacerse exclusivo se muestra como universal e incluyente.

 El voto de pobreza es el testimonio de que Cristo es lo único necesario en la vida del ser humano y que el único valor a ser buscado sobre todo es Dios mismo, perla de enorme valor por la cual se renuncia a la lícita posibilidad de adquirir bienes materiales, manifestando con este desapego la riqueza de ser amado de Dios y poder compartir la vida con otros.

 El voto de obediencia es el testimonio de que la verdadera y profunda autonomía del hombre radica en la entrega de su voluntad para hacer la del Padre, quien conduce a la persona a la plena libertad y por tanto a la felicidad a través de la participación en el reinado de Cristo que no vino a ser servido sino a servir.

NUESTRO CARISMA

 ¿CARISMA?

 Podríamos decir que el carisma es la personalidad de una comunidad religiosa, aquello que lo hacer ser lo que es, le da identidad  y a la vez lo diferencia de otra forma de espiritualidad en la Iglesia. Se trata de un don singular que Dios otorga para que los consagrados y consagradas den testimonio de Cristo enfatizando una realidad concreta de Dios.

 ¿Y CUÁL ES EL CARISMA DE LOS AGUSTINOS RECOLETOS?

 Lo podemos enunciar así: Es el amor a Dios sin condición, que une las almas y los corazones en convivencia comunitaria de hermanos, y que se difunde hacia todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de su Iglesia. Para entenderlo mejor, podemos decir que el carisma Agustino Recoleto se compone de tres elementos o, dicho mejor en estilo agustiniano, de tres amores, a saber: contemplación, comunidad, apostolado (amor casto, amor ordenado y amor difusivo).

 – Contemplación: “amor casto”

 La contemplación es la natural atracción que Dios ejerce sobre el ser humano. Dios es irresistible, tanto que no podemos dejar de verlo, escucharlo, sentirlo, admirarlo y amarlo. Nos descubrimos dependientes de Dios, le necesitamos, le buscamos y nos entregamos a él. La espiritualidad agustiniana entiende esta contemplación como vida para Dios, vida con Dios, vida en Dios y vida de Dios mismo.

 – Comunidad: “amor ordenado”.

 Cuando el ser humano se encuentra con Dios el gozo que produce este encuentro y el amor que ocasiona son tan grandes, que no queda otro camino que compartirlos, por eso la dimensión comunitaria nace de la dimensión contemplativa, porque la persona humana no puede vivir en soledad absoluta y Dios mismo es comunidad trinitaria. La contemplación tiene tal fuerza de unión que hace de los amantes de Dios una sola alma y un solo corazón.

 – Apostolado: “amor difusivo”

 El hombre o la mujer agustiniano (a), que por la contemplación se consagra a Dios y comparte su vida en comunidad, se siente también impulsado a comunicar la verdad de Dios. Por eso el agustino recoleto va a donde la Iglesia lo necesite. El objetivo último es llevar a cabo la misión que Cristo coloca a su Iglesia: “Id pues, y haced discípulos a todas las gentes…” (Mt 28,19), que trabajemos para que todos amen a Dios y se amen como hermanos. Por ende la característica más visible en esta dimensión es el servicio, porque como dice el mismo Agustín “quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

 ¿CÓMO PUEDO HACER PARTE DE  LA ORDEN DE LOS AGUSTINOS RECOLETOS?

 Si eres un joven con deseos de consagrarse a Dios, inquieto por su realización personal y disponible para el servicio de la Iglesia y la humanidad, puedes ponerte en contacto con nosotros. Puedes ser religioso sacerdote o religioso hermano:

 – Sacerdotes: Los agustinos recoletos sacerdotes son hombres que, además de la vocación a la vida religiosa comunitaria en la Orden, son llamados en la Iglesia a desempeñar las actividades propias del sacerdocio ministerial.

 – Hermanos: Los agustinos recoletos hermanos son hombres que, teniendo vocación a la vida religiosa en la Orden, no se sienten llamados al sacerdocio ministerial. Son agustinos recoletos que sirven a la Iglesia de Dios y a la humanidad en profesiones y tareas muy variadas.

 ¿Cómo sé que tengo vocación?

 Tú mismo tienes la respuesta. Nosotros podemos ayudarte. Te ofrecemos acompañamiento vocacional y participar en una experiencia de discernimiento. Te ayudamos, por medio de instrumentos adecuados, a ver las señales de una posible llamada. Te guiamos en la toma de una decisión bien fundamentada.

¿Cuánto tiempo dura la experiencia?.

 Se trata de un proceso personalizado, de acuerdo con tus características personales y con el grado de tu madurez vocacional. Puedes entrar en el proceso o salir de él cuando tú y/o el director de la experiencia lo consideréis oportuno.

 La experiencia consta de las siguientes fases:

 – Seguimiento vocacional

   Dura el tiempo que sea necesario hasta que haya un adecuado discernimiento y decisión en contacto directo con los orientadores y promotores vocacionales. Es el período en el que estás convocado a participar de las convivencias vocacionales programadas. En esta fase no se abandona la situación propia de estudio, trabajo o familia.

Propedeútico o aspirantado

  Etapa de un año de duración en la casa de formación de Palmira. Un tiempo de discernimiento y conocimiento mutuo entre el joven y la comunidad. Las actividades académicas  se realizan dentro de la casa.

 – Filosofado – postulantado

    Etapa de tres años de duración en la misma de casa de formación de Palmira. Los jóvenes que han pasado la etapa del aspirantado continúan el discernimiento vocacional y la formación académica de estudios filosóficos durante este periodo.

 – Noviciado:

 Un año dedicado al estudio y la experiencia de la vida religiosa en nuestro convento de Monteagudo, España.

Teologado:

   Cuatro años de profundización teológica en nuestra casa de formación  Santa Rita de Casia, en Lima, Perú.

 – Experiencia pastoral y comunitaria:

   Un año en cualquier casa de nuestra comunidad.

¿QUIERES SER AGUSTINO RECOLETO?

Para llevar a cabo nuestra misión necesitamos jóvenes que quieran seguir  a Cristo. Él sigue llamando y puede que esté a las puertas de tu corazón inquieto.

Si quieres conocer un poco más nuestra manera de ser y de vivir, puedes comunicarte con nosotros por medio de las direcciones especificadas en la página de contacto de este mismo blog.    ¡Ánimo! ¡Dios te bendiga!

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